miércoles, 12 de febrero de 2014

Canal de los 2 Hermanitos

Últimamente llevamos una racha malísima con el tiempo por la zona norte. Pero esta vez, la olvidada Sierra de Béjar nos abrió una ventana de buen tiempo y optimismo, y no la pensábamos cerrar. Sin pensárnoslo dos veces, para allí nos fuimos, padre e hijo a la conquista de los Dos Hermanitos, así todo quedaría en familia.




Al llegar al Albergue del Travieso se cumplían nuestras previsiones, la carretera hasta la plataforma superior estaba cerrada, así que 200 metros extras de desnivel, pero empezamos con ganas no hay problema! 


Ya vamos viendo el final de este cuestarrón al más puro estilo de los Barrerones. Llevamos toda la subida sin más vistas que las de la interminable rampa que tenemos por delante. Pero al llegar a su fin, veremos recompensado todo el esfuerzo, encontrándonos en un lugar casi mágico.


Solo nos quedan por recorrer los últimos metros que nos separan de una de las cumbres más amplias que he visitado, el Calvitero.



La primera imagen que tenemos del Canchal de la Ceja, cubierto por completo de un manto blanco que desprende un brillo espectacular.


Al fondo ya asoman curiosos los Dos Hermanitos, vamos a por ellos!


El sol y el frío nos acompañan, hoy es uno de esos días perfectos para disfrutar de la montaña.


Y por fin, frente a frente con nuestro objetivo, la Canal de los Hermanitos.


Vaya ambientazo alpino se respiraba en Hoyo Moros


Caminar entre estos enormes bloques de piedra hace que nos sintamos pequeños, aunque el simple hecho de estar aquí ya nos hace sentir enormes.


Al pie de la canal paramos un ratillo a comer y preparar los telares


Y vamos a por la canal...


Que ya hay ganas!


Venga y pa arriba que esto ya se pone pindio! Con la nieve así da gusto.



En la primera repisa paramos y empezamos a subir asegurados. No era estrictamente necesario, pero nunca está de más, y ya de paso me viene bien ir cogiendo un poco más de soltura en estos asuntos.


Tampoco llevamos mucho material, pero nos apañamos bien.


Algunos de los bloques que forman las paredes parece que se van a caer en cualquier momento, aunque se supone que llevan ahí toda la vida, esperemos que no sea hoy.


Venga y seguimos tirando, como me lo paso


Una miradita hacia abajo.Y al fondo, los bloques que en su día debieron rodar por aquí. Pa que te pille uno!


Ya vemos el final del corredor. La salida normal es por la izquierda, pero mira que pinta tiene la de la derecha, vamos a echarle un ojo! Yo creo que mi padre accedió por no llevarme siempre la contraria... jejeje


Así que me voy a investigar pero tampoco lo veo claro. 


Monto una reunión y espero a que suba una segunda opinión, con más experiencia y más cabeza, todo hay que decirlo


Lo intentamos pero la nieve en esta parte no da ninguna seguridad, así que nos toca recular


Hacemos una pequeña travesía y nos vamos a por la salida normal.


Por aquí si, esto es otra cosa


Objetivo cumplido!


El hermano mayor


El pequeño


El padre


Y el hijo


Ya habíamos tenido bastante acción por hoy y se nos hacía tarde, así que no tuvimos otra opción que renunciar a la cumbre y empezar a bajar.


Todavía nos queda volver a Hoya Moros y subir de nuevo al Calvitero para bajar al Travieso.



Increíbles los efectos que formaban las luces y sombras sobre la nieve, y las nubes ya juguetonas, parecía que venían a echarnos.


Daban ganas de sentarse a ver el atardecer, realmente no queríamos irnos, pero todavía quedaba mucho camino por delante.


Aunque no podíamos dejar de mirar atrás


Una y otra vez, hasta que por fin los Hermanitos se escondieron


Seguimos hacia el Calvitero


Gredos... todavía le debo una visita este invierno


Como ha debido pegar el aire por aquí



Emprendemos los 800 metros que nos separan del coche, tan cerca y tan lejos al mismo tiempo.


Aunque el atardecer nos hace disfrutar de unos momentos mágicos, que nos hacen olvidar por un momento el palizón que traemos encima.



En definitiva, fue un día de esos en los que vuelves plenamente satisfecho, con todas las expectativas cumplidas y en el que todo salió perfecto.

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