domingo, 18 de mayo de 2014

Amaneciendo con La galana

Cada vez que iba a Gredos, no podía dejar de mirarla. Siempre me estaba llamando. Aunque el plan siempre era otro... Yo soñaba con subirla desde la Cabeza Nevada, recorriendo esa preciosa cresta que termina en su cumbre. Un día por fin nos fuimos a intentarlo, pero no pudo ser... Se nos hacía tarde, y el mal tiempo terminó por hacernos desistir. Creo que nunca me ha dolido tanto abandonar, volví al coche con una frustración increíble. La tenía tantas ganas... y estuvimos tan cerca... Tenía la sensación de querer borrar ese día de mi memoria, toda la ilusión que había depositado en ese proyecto, se derrumbó en un instante. Aunque después de todo, y pensándolo bien, tampoco fue para tanto. Ese día descubrí uno de los rincones más bonitos de Gredos, los Llanos del Ameal de Pablo. Desde aquel momento, tuve claro que un día tenía que dormir ahí arriba, y ese día llegó, casi cuando menos lo esperaba. 
El fin de semana tenía pensado ir a dormir a la zona del Mampodre, pero según avanzaba la semana, las previsiones cada vez eran peores. El viernes por la noche veo que dan lluvia para el día siguiente, así que sintiéndolo mucho, me tocará quedarme en casa... El sábado me levanto por la mañana, y sin perder la esperanza, lo primero que hago es volver a mirar el tiempo, pero sigue igual. Ya lo tenía asumido, y de repente pensé: a ver, si en el norte no hace bueno, por que no miras hacia el sur... y ahí estaba, haría de lujo. Ya solo quedaba elegir sitio, pienso unos minutos y caigo en la cuenta, el Pozo del Ameal de Pablo. Y de repente me vuelvo a iluminar, si duermo ahí, por la mañana puedo subir a La Galana... Planazo! Cojo todos los trastos corriendo y los echo al maletero, no hago ni la mochila, ya la haré en la plataforma, no hay tiempo que perder!





A las cuatro más o menos salgo de la plataforma, camino de los Barrerones. El empedrado se hace pesado, como siempre, aunque esta vez el Prado Pozos estaba más bonito que nunca, Gredos emana agua a raudales por todos sus rincones.


Al llegar al alto salen a recibirme los 3 gigantes, pero hoy solo tengo ojos para ella...


Y en seguida se abren las puertas del Circo de Gredos. No se ni las veces que habré podido hacer esta foto, y las que aún espero hacerla...


El Cerro de los Huertos con la Canal de la Pluma


Llego al pie de la Laguna Grande, que por fin ha conseguido ganar la batalla al invierno. La verdad es que está todo espectacular, el reflejo, la nieve, el granito... Gredos...


Hay tanto agua que me veo obligado a pasar por el cable para evitar la Laguna. Tantas veces que había venido a Gredos y nunca lo había hecho, alguna tenía que ser la primera, aunque tampoco tiene ningún misterio.


Llego al refugio, paro un par de minutos a informarme y está todo bien, sin problema. Así que sigo subiendo hacia los Llanos del Ameal de Pablo. Ya hay ganas de llegar, quitarse la mochila, hacer la cama, y disfrutar...
Al principio subo a derecho entre los bloques de granito, poca nieve de momento...


Hasta llegar a este rellano, desde el que ya puedo ver casi todo el camino que me queda por hoy. Primero paso por el pasillo que se ve abajo entre las rocas, y luego tengo dos opciones, la canal de la derecha, más pindia y que sube demasiado alta, y la de la izquierda, que me deja justo en la base del Ameal de Pablo, esa es la mía


A esta canal que sube al cuchillar del Cerro de los Huertos ya la tenía echado el ojo de otros días, y vista de cerca tiene muy buena pinta. Tengo planes en Gredos pa aburrir...


Atravesando el pasillo que da acceso a la canal, con el sonido del agua como única compañía


Y algún curioso bicho que me voy encontrando por el camino


Llego a otro rellano y me pongo los crampones para subir el corredor de la izquierda. Para ser mediados de Mayo y a las siete de la tarde, la nieve está en muy buenas condiciones


Voy ganando altura y enseguida me pongo a la altura del Cuchillar de los Cerraillos


Recorriendo los últimos metros de la canal


Un vistazo hacia abajo


La canal de la Portilla de los Machos y su variante hacia los 3 Hermanitos


Al finalizar el corredor, me deja en la base del Ameal de Pablo. Desde aquí se distingue perfectamente el "bloque en equilibrio", una de sus tres cumbres


Sólo me queda bordearlo hasta llegar a los Llanos, con el Venteadero ya presente


Los Cerraillos a mis espaldas. Que alpino está todo, precioso


La norte del Almanzor


Aquí se ve la huella bordeando el Ameal de Pablo. Lo que más me sorprendió, fue encontrarme aquí a las ocho de la tarde con tres personas. Me dijeron que bajaban de hacer el Ameal. Un poquito de envidia si que me dieron, aunque para mi lo mejor aún está por llegar


Cuchillar de las navajas, El Sagrao y Almanzor


Y aparece ante mis ojos "la Dama de Gredos", seduciéndome, como siempre ha hecho. Y esta vez parece que si, que mañana por fin llegará el día que tanto tiempo llevo esperando, en el que pueda pisar su cumbre. Siento algo de nerviosismo y emoción al mismo tiempo...


Por fin llego a la habitación, que dejé reservada allá por noviembre, cuando descubrí este precioso lugar. Es tal y como la recordaba, aunque ahora tiene nieve y la pequeña laguna ha desaparecido.


La Galana no deja de tentarme, todavía quedan dos horas de luz, me daría tiempo a subir y volver a dormir aquí. Pero siendo realista no viene a cuento, es forzar y las prisas aquí no son buenas. Después de todo, llevo tanto tiempo soñando, que podré esperar un poquito más.


El Risco Moreno y el Ameal, justo en frente de La Galana


El sol ya se ha escondido tras el Venteadero, y llega ese momento de soledad, tranquilidad, pensar... difícil de encontrar en el día a día


Atardece sobre Cerraillos y las Navajas, vistos desde el helado pozo del Ameal. Me voy pronto a dormir, esperando que llegue el día siguiente para darlo todo.


Pero como siempre, a media noche abro el ojo y salgo del saco para seguir inmortalizando estos momentos únicos. Por cierto, menuda canal que sube derecha a La Muesca. Ahora mismo parece que sobre la mitad se ha formado una rimaya, pero algún año habrá que venir en invierno a probar.


El marco es inmejorable, pero hay que descansar un poco para mañana, me vuelvo a dormir.


Durante la noche hay muchísima humedad en el ambiente, y a diferencia de otras veces, me cuesta bastante dormir a gusto y me despierto cada poco dando vueltas en el saco. Por si fuera poco, no dejo de oír el continuo fluir del agua, y algunos ruidos extraños, que supongo que serán las cabras, aunque a estas horas... Paranoia en el Circo de Gredos, a ver si me voy a estar volviendo loco...
Al volver a casa, descubrí la leyenda del Ameal de Pablo. Un granjero de la zona, Pablo Martinez, amontonó aquí los cadáveres de las gentes de los pueblos de alrededor, y estos se convirtieron en piedra, formando así una montaña con forma de ataúd, el Ameal de Pablo. Se dice que esta montaña cada año crece unos centímetros, y que Pablo sigue obsesionado con hacer crecer su ameal...
Pues menos mal que esta historia la conocí al volver a casa y no antes, por que sino, pa que quieres más! al primer ruido me bajo corriendo al refugio, no vaya a ser... jajaja


Cuando ya no queda mucho para que empiece a amanecer, y cansado de dar vueltas en el saco, decido hacer una incursión nocturna al Venteadero, así hago tiempo y tendré las mejores vistas para ver salir el sol.


Llego a lo alto, y es como entrar en un sueño...


Vuelvo a ver la luna, que desde abajo ya se había escondido. Ahora luce inmensa sobre un mar de nubes


El Almanzor y el Cuchillar de Ballesteros


Pronto el cielo comienza a iluminarse tras el Ameal y el Risco Moreno


Aquí estoy yo, perdido en esta inmensidad, sin saber muy bien que hago aquí, pero disfrutando al máximo cada segundo.


El sol va haciendo amago de salir, y comienza el espectáculo de luces...


Este cielo rojizo sobre el Almanzor, apenas duró unos minutos, pero fue un momento sublime...


La luna llena ya me conoce bien de otras noches como esta, y sabía que me había quedado con las ganas de ver una bonita puesta de sol, así que en su intento por compensarme, me regalo esta maravilla.



Poco a poco me voy acercando a La Galana, a la espera de que llegue el día.  Mientras tanto, voy contemplando el cielo más estrellado que he visto en la vida...


El amanecer, las luces de los pueblos, las nubes jugando con las montañas...


Ya estoy al pie de la parte final de La Galana, y el día va abriéndose paso


La luz empieza a iluminar los bloques que forman la cumbre. Dejo aquí la mochila y espero un poco más, tampoco me quiero meter ahí con la luz justa. En el horizonte, seguimos con el amanecer.



Ahora si. Llegó el momento, después de tanto tiempo esperando, me muero de ganas por pisar su cumbre. Aún así he de tomármelo con calma, observando bien cada paso. Se que hoy lo voy a conseguir, ya no tengo prisa... Destrepo hacia la muesca, donde quizá este el paso más delicado, cruzar este nevero de apenas dos metros, pero que a su derecha tiene la canal que veía desde los Llanos del Ameal


Y hacia la izquierda, otra parecida hacia las Cinco Lagunas, con el Risco del Gutre de fondo, al que tengo idea de acercarme después.


Las trepadas son muy sencillas, pero bastantes expuestas. Se hacen muy entretenidas. Entre los dos bloques de la parte alta hay una grieta con cordinos para rapelar, no se si alguien subirá por ahí. Yo no lo veo claro, y miro a su izquierda y descubro unos bloques que en pocos segundos me dejan bajo las rocas que forman la cima.


Ya casi está hecho, y las vistas no podrían ser mejores


La cresta que une la Cabeza nevada con La Galana, por donde lo intentamos la anterior vez quedándonos muy cerca


El Circo de las Cinco Lagunas


Almanzor y Ballesteros


Son las siete de la mañana, y estoy en la cumbre de La Galana viendo amanecer, que más puedo pedir... Me subo al bloque cimero, y me siento a disfrutar del deseado momento. Por fin he logrado conquistar a la Dama de Gredos. Sabía que lo haría...
El único pero para disfrutar plenamente este momento, es que es una cumbre demasiado estrecha e incómoda, y además siempre está presente la cosa de que aún queda bajar. Aún así, fue un momento especial


Tras un buen rato en la cumbre, me dispongo a bajar por donde he subido. Bajo de los bloques cimeros hacia Cinco Lagunas, y giro a la izquierda bordeando la cumbre. La bajada en realidad se me hace sencilla, aunque tiene su cosilla


Últimos metros de bajada hacia la Muesca


Una mirada atrás...


Y de nuevo en el Venteadero, ya estoy en tierra firme. Ahora giro a la derecha para dirigirme al Risco del Gutre, otra de las cumbres más altas de Gredos, 2545 metros.


Las vistas hacia la Sierra de Béjar y Gredos Occidental


Y en lo que me quiero dar cuenta, ya estoy en lo alto de esta bonita arista


Detrás La Galana, ahora ya a cambiado la manera de mirarla...


Y a su derecha el Almanzor


Todavía es muy temprano, y el Risco de las Natillas, o del Gutre Oeste, está más a mano que nunca. Pues habrá que acercarse, está claro...


Voy bajando por la arista, para evitar las zonas de nieve, que está dura como la piedra, y no tener así que andarme poniendo y quitando los crampones cada poco. Un vistazo atrás, dejando a la izquierda el Risco del Gutre.


La cara oculta de Gredos, con la meseta de fondo


Y hago cumbre en Las Natillas, curioso nombre para un pico tan agreste...


La Laguna Cimera bajo mis pies, muchos metros por debajo de esta pared vertical


Y foto de cumbre, observando los otros dos picos de la jornada


Bajo unos cuantos metros, ahora si, buscando la nieve. Ya estoy cansado de saltar de bloque en bloque, así que me calzo los pinchos y cruzo en dirección al Venteadero. 


Con todo el trabajo hecho, ya no hay ninguna prisa. Me siento un rato en el borde, a disfrutar de las vistas y de lo conseguido en el día de hoy.



Y de nuevo en los Llanos del Ameal de Pablo, donde pasé la noche, mirándola una y otra vez...


Todavía me queda un buen trecho... bajar hasta el refugio, y subir y bajar los Barrerones, mejor ni pensarlo...


Hay partes de la bajada que está bastante delicadas, con el agua corriendo por debajo de la nieve. Voy con cuidado a cada paso, esperando no hundirme, y en cuanto te confías... hasta la cintura! Pero bueno, que se le va a hacer, es lo que tiene esta época del año..


La subida a los Barrerones, pues se me hace eterna, como siempre. Una vez arriba, me despido de La Galana, y de las cabras tan majas que habitan estas montañas. 


Una vez más, un día en Gredos para recordar. Con otro objetivo cumplido, ese que llevaba tanto tiempo rondando mi cabeza... Todo a salido perfecto, a pesar del frío de la noche, pero no se puede tener todo...


2 comentarios:

  1. Maravilloso reportaje, pero no creas, que un poco celoso si estoy, la Galana era mi novia Jajaja...

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  2. Bueno, la podemos compartir... fácil que este verano acabemos volviendo, no se si te librarás tan fácil de esa arista...

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