Volvemos a las tierras de Curueño a visitar a un viejo conocido, el Bodón. La otra vez lo subimos en primavera y me sorprendió muy gratamente, así que tenía ganas de conocerlo en invierno, vestido de blanco. La imagen que nos ofrece desde Lugueros, ya es motivo más que suficiente para querer estar de nuevo ahí arriba...